jueves, 5 de febrero de 2009

Highway to hell (Autopista al infierno) (I)

O de como Eurodisea paso a ser solo Odisea

Tras mi llegada al aeropuerto de Manises Valencia, facturar maleta y todos los trámites para volar, finalmente encontré a Claudia, Cristina y sus dos amigos con los que volé hacia Cluj-Napoca (Rumanía).
Sucesos que reseñar de lo acontecido es que en el aeropuerto coincidimos con Micky Molina y otros famosos (se supone) que yo que no veo la televisión no alcance a identificar. Además por primera vez en muchos años pase un control aduanero pues en mi vuelo solo había 4 españoles y los rumanos aun no están del todo en la Unión Europea por lo que aun son tratados como extracomunitarios.
Para volar use wizzair y la verdad es que fue un vuelo limpio sin complicaciones. Para los españoles que queráis visitar esta bella ciudad debéis saber que a partir del 22 de Febrero habrá 2 líneas semanales Valencia-Timisoara al módico precio de 39,99 € (solo ida).

A la 1:45 AM (hora de Rumanía) aterrizamos en Cluj-Napoca donde me dio la impresión que el poliţie de frontieră no había visto un DNI en su vida. Nada más salir del aeropuerto me llamó la atención que había banderas de Rumanía por todos los lados, incluso los bancos estaban pintados con la forma de la bandera Rumana. Cosa a la que no estamos nada acostumbrados en España (gracias anónimo por corregir mi incorrección y perdón por mi ignorancia) pero tras la Revolución del 89 que precisamente comenzó aquí en Timişoara (donde se gestó la caída del régimen comunista de Nicolae Ceauşescu) y 40 años sin poder mostrar su identidad nacional se ha desatado el orgullo patrio (cosa de la que algunos en España deberíamos aprender).
A partir de aquí empezó la odisea, mis compañeros rumanos habían decidido desdeñar la idea del tren y viajar en coche hasta Timişoara.


Lo que veis es un ejemplo de las carreteras de aquí, y os aseguro que hacer 300 kilómetros así es algo faraónico. En menos de una hora sentí una irrefrenable necesidad de vaciar de mi estómago todo resto de comida española, pues tanto bache y curva resultó demasiado para mi. Además la imagen de un perro en la calzada siendo devorado por carroñeros mientras sonaba la famosa canción de ac/dc que da nombre a esta entrada no ayudo mucho a mi tranquilidad. Solo la pericia del conductor permitió que el viaje llegara a buen término.

Finalmente me dejaron en mi casa donde me fueron entregadas las llaves. La visión de la fachada, la entrada y el ascensor (digno de un museo de antigüedades) me hacía temer lo peor... Pero afortunadamente nada más alejado de la realidad...

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